Aquí presento mi trabajo del mes de enero, espero que les agrade y comenten que les pareció. Hasta pronto. :)
Nuevamente es víspera de Navidad es la mejor época del año porque la gente pasea, camina y otra veces corre por todo el centro comercial realizando compras con las sonrisas más alegres que pudiera ver en todo el año. Como disfruto esos días.
Ya son poco más de 2
años que vivo con Rob y su familia, quiero agregar que tiene tres hijos
maravillosos con los que siempre juego. Rob y yo trabajamos en un centro
comercial, somos policías, me encanta mi trabajo. Y es lo menos que puedo hacer
para agradecer a mi amo todo lo que ha hecho por mí.
Pero esta vez el
ambiente era muy diferente. Práctica mente todo el mundo habla del fin del
mundo y la profecía maya. Las risas no eran las mismas que otros años. Podía
oler inseguridad y temor en cada uno de los clientes que llegaban al centro
comercial.
Práctica mente compraban solo lo necesario, algunos que
caminaban por los grandes pasillos iban despreocupados y sin temor alguno pero
en realidad eran de las que más miedo tenían por dentro, podía olfatear aquello a kilómetros de distancia. Me sorprendió mucho la reacción de la gente,
como era posible que se alborotara por una cuantas malas pulgas revoltosas, cómo es posible que si son
animales de conocimiento, muchos no investiguen acerca de la verdadera historia
y por otro lado, que no han entendido que la madre naturaleza es sabia y conoce
el ciclo que cada quien y a la vez de todos. Eso es algo que nos enseñan a
todos los cachorros antes de que nos adopten o sea tiempo de irnos de donde
nuestra madre nos crió.
Todo cambio en el pasado 2012, el fin del mundo aparecía en
todas las conversasiones y en las cajas que hablan al igual que en periódico. Solo
faltaba que en la bolsa de mis croquetas apareciera una imagen referente al
tema. ¡Que desesperantes llegan a ser los humanos! Llegó el día en que todo acabaría.
No paso absolutamente nada la gente empezó a reírse de la situación, realmente están
locos. Todo regreso a la normalidad como si no hubiera pasado la en el centro
comercial hubo mucha actividad. Rob y yo cada día terminábamos muy cansados,
pero alegres de que aquellas sonrisas regresaran a iluminar de alegría mi época
favorita del año, en la que Santa Claus me lleva deliciosos huesos y pelotas
muy coloridas.
Realmente en estas cosas no entiendo porque tanta prisa en
saber que día será el fin. Rob es de las pocas personas que conozco que
realmente viven cada día como si fuera el último siempre lo menciona. Después del
final de esta frustrada profecía, ¿algún hombre habrá aprendido algo realmente
bueno de la experiencia?