Hola!!!! Marzo llega a su final y con ello la fecha de publicación del proyecto Dos Plumas. Trabaje con Jose Luis, nuy lindo y amable, si mas pasamos al relato.
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Violet
Todos hemos visto pasar por el cielo algún
avión, pero pocos han visto volar uno rosa con letras doradas, VM. Un lujoso
avión privado que pertenece a la señorita Violet, una chica muy
guapa de veinticinco años. Sus padres la han llamado con urgencia para que
vuelva a los Estados Unidos y de mala gana ha interrumpido su caprichoso viaje
por el Caribe. Su coraje no le dejo ver el nerviosismo en la voz de
su papá.
Violet llega a Nueva York antes de lo previsto y sin
perder un minuto llama a sus amigos. Hoy viernes, empieza la fiesta.
Para ella un buen viernes se empieza gastando unos dólares en las boutiques de
la gran manzana, comprando desmedidamente ropa de diseñador y otras
cosas sin ningún límite. Durante la noche visita cada uno de los antros y
cantabares más caros de la ciudad.
Entre risas, música, bebidas y amigos llegó el sábado.
Al fin los señores Marshall lograron comunicarse con su hija y tener lo que se
dice una junta de emergencia. Llegaba malhumorada, no había dormido
prácticamente nada y ya es medio día. El sol entraba por las amplias ventanas
del lujoso departamento, atravesó la sala para poder llegar al balcón.
—Al fin te dignas en llegar. — dice su padre tratando
de mantenerse en sus casillas.
—Violet, que parte de “nos urge hablar contigo” no has
entendido. — reprendió la señora Marshall.
— Tranquilos ya estoy aquí. Digan, ¿Qué es más
importante que ir a relajarme al spa?
Sus padres se miraron, creyeron poder tener las
palabras indicadas pero en realidad no. El señor Marshall respiro hondo y comenzó
a hablar.
—Hija, las cosas a partir de mañana van a cambiar. Lo
siento no sé cómo explicarlo... Discúlpanos por no haberlo dicho antes...
—Papá no entiendo, ¿Por qué rayos dices que
las cosas cambiaran? es perfecta nuestra vida. ¡Ah ya se! ¡Nos vamos de Nueva
York a vivir a Europa! — anuncio a grititos y saltos, Violet siempre había
deseado vivir en Europa.
— ¡No Violet! Eso no, cálmate y toma asiento. Deberías
empezar a madurar, ya no eres una adolescente. — El señor Marshall está
a punto de perder la paciencia.
— ¿Qué cosa dices? Esto parece divertido,
está bien me sentare— Violet se empezaba a reír.
Ahora sí, su padre ya había perdido la paciencia. Y
empezó a dar órdenes. — ¡A partir de hoy están prohibidas tus saliditas y tus
supuestos viajecitos culturales! Sé que te la pasas de antro en antro.
La joven estaba confusa su padre jamás le había
hablado de esta manera. Y cuando estaba a punto de hablar siguió con su
discurso.
— Mañana nos vamos a las 4 a.m a la casa de campo.
Llegaremos al medio día y hablaremos de lo sucedido. Tenemos cosas muy
importantes que definir. Pasaremos los siguientes días allá con una familia muy
importante que llega de visita al país. Así que, compórtate. Queridas las
quiero espectaculares, ahora mismo se van a la sala de spa. Violet
sorprendida obedeció a su padre sin pero alguno, sabía que había algo más, su
mente divago en muchas posibilidades pero ninguna fue acertada. Estaba muy
lejos de la realidad.
Ya está todo listo para la llegada. Y esto aumentaba
la curiosidad de Violet, no dejaba de pensar que las visitas fueran clientes de
su padre. Pero este comportamiento le indicaba algo más. Y dos horas antes de
la reunión el señor Marshall no podía retrasar más la noticia.
Los tres estaban en el salón. Hablaron un buen rato
sobre el comportamiento de Violet quien de mala gana cumpliría con cada
consejo.
—Papa ya sabes bien que no soy un desastre y sé estar
a la altura de las situaciones. Contéstame lo principal ¿Quiénes son estas
personas tan importantes y a que rayos vienen?— Violet pregunto de manera
directa.
—No sé cómo empezar. — Titubeo el señor Marshall. No
podía hablar. Y su madre tomo las riendas, no le gusta andar con rodeos.
—Violet hija, antes que nada debes saber lo mucho que
te amamos. Todo empezó hace veinte años. El administrador de la empresa en la
que empezó a trabajar tu padre le tenía envidia pues en poco tiempo logro ser
la mano derecha y socio del jefe. Algo que el llevaba buscando durante años y
lo no conseguía. Y lo que hizo fue llevar el negocio a la quiebra pero se las
ingenió para que las pruebas acusaran a tu padre como el culpable.
Lamentablemente su socio no creyó que todo fuera una trampa. Tal era
su coraje que tuvimos que escapar por un tiempo. Pero logro dar con nosotros y
nos amenazó de muerte. Tu padre conoció a un hombre que sabía lo sucedido y
después de toda una tarde de negociar logro darnos paz y bienestar.
— ¿Negociar qué?, ¿Cómo logro deshacerse del socio de
papa?— el corazón de Violet daba un vuelco, no podía creer todo esto.
— Lo mato sin dejar huella— dijo de manera seca el
señor Marshall. — Hija, estaba desesperado y aquel señor me dio una posible
salida, así que me pidió que trabajara para él.
Vio mi capacidad para llevar negocios, así que yo era
su llave para tener una empresa fuera de su país. Afortunadamente todo ha
salido bien. Pero...
—Pero ¿Qué papá? Que más hay detrás de todo esto.
Quiero saberlo todo.
— Violet, hubo otra condición, me rehusaba pero al
final no hubo escapatoria. Acepte. La parte del trato es que su hijo y tú os
casaríais al cumplir tu veinte años. Violet estas comprometida. Pronto te
casaras.
Al fin el señor Marshall lo dijo con un gran dolor en
su corazón. Violet se negaba y no dijo nada se sintió asfixiada y salió hacia
su habitación. Violet sentía gran rabia, decepción y una profunda tristeza.
Después lo único que pensaba era, ¿Qué pasara si no acepto casarme?
Se iba haciendo de noche y llegaron los invitados,
llegaron los padres con Gerardo, el futuro marido de Violet.
— ¡Hija baja, que acaban de llegar! —Violet se estaba
animando, no tenía que notarse que se había pasado la tarde llorando de rabia,
tenía que comportarse y aún no estaba todo perdido.
— ¡Ya bajo! —contesto, cerro su habitación y comenzó a
bajar las escaleras.
Allí estaban los amigos de su padre y su futuro
marido. Lo vio por la espalda y no se lo creía, era fuerte, moreno y musculoso.
Casi al llegar al final de la escalera notaron que Violet estaba allí y se
giraron. No se lo podía creer, incluso era guapo.
—Hola Violet, encantado de conocerte. —Lo dijo con una
voz tan dulce que se le olvido hasta como se llamaba.
—Lo mismo digo —pudo contestar a duras penas. Sin darse
cuenta se ruborizo y miro hacia abajo, como arreglándose la falda.
Comenzaron a comer, discurriendo la cena muy relajada
y divertida. Gerardo era muy amable y simpático y se había ganado a Violet. Al
final hicieron un brindis por las dos familias, pero hasta ese momento nadie
dijo nada de la promesa que existía.
— ¿Por favor Violet, podemos salir al jardín un
momento? ¡Disculparnos un momento! —Dijo Gerardo a Violet, ayudandola a
levantarse y salieron al jardín.
Violet, comenzó a temblar, sabía lo que venía ahora y
no le importaba en absoluto, con Gerardo iría al fin del mundo.
—Violet, eres preciosa, te admiro mucho por tu
entereza sabiendo lo que nuestros padres habían acordado hace mucho, no sé
cuándo te has enterado, pero me enteré hace dos días.
—Me ha pasado igual, pero eres distinto a lo que había
imaginado.
—Tengo un gran pesar, te tengo que confesar algo. No
me atrevo a decirlo pero te lo tengo que contar todo. Soy gay. Si me lo pides,
por ti sería capaz de cambiar pero quiero que lo sepas.
A Violet, se le hundió el mundo, tenía que casarse con
un hombre que no conoce pero que resulta que le gusta y le sale gay. No sabía
que decir y menos salir corriendo y decírselo a sus padres. Y lo peor de todo
es que tendrían que casarse, así lo habían acordado sus padres. Comenzó a
angustiarse, necesitaba un sitio donde descansar y meditar antes de enfrentarse
a sus padres y a Gerardo. Busco con la mirada y vio un banco de madera.
—Gerardo, necesito sentarme, ¡vamos! —Gerardo la
acompañaba como un corderito, se le notaba que estaba en otro sitio.
—Violet, ¿Qué te parece si te presento a mi novia? —Le
dice Gerardo muy serio. Poco le falta a Violet para desmayarse, pero se quedo
palida del todo.
— ¿Pero cómo dices novia, es chico o chica? —Dijo
poniendo una cara de sorpresa, incredulidad y resignación. No se lo podía creer
que le estuviera pasando a ella.
—Es chico, se llama Ramón. ¡Voy a buscarlo! Sabe
nuestro problema y está aquí en el jardín.
— ¡Ramón, Ramón! — llamaba Gerardo. En esto que detrás
de un matorral de rosas salió Ramón.
Si Gerardo estaba bueno, Ramón estaba mejor. Violet no
se lo podía creer, toda la vida de fiesta en fiesta y nunca se había encontrado
con dos tíos así. Ramón se acercó a la pareja dando a ambos un suave beso en
los labios.
—Hola, queridos. Os he estado oyendo y he pensado que
tengo la solución a todos los problemas. —Se hizo un silencio, se sentaron los
tres en el banco, Violet en el medio. Ramón cogió las manos de ambos y les
dijo.
— ¡Nos casamos los tres!
Muy divertido y con una solución muy practica, felicitaciones :)
ResponderEliminarHehe si gracias :)
ResponderEliminarNo me esperaba ese final!! Muy práctica la decisión de Ramón jejeje, donde caben 2, caben 3 :P.
ResponderEliminarUn saludo! :)
Hehe si, no se porque siempre complicamos las cosa :p
EliminarSaludos.